miércoles, 4 de abril de 2012

La guerre est déclarée (Declaración de guerra) - (2011) - (Director: Valérie Donzelli)



TÍTULO ORIGINAL: La guerre est déclarée
AÑO: 2011 
DURACIÓN: 100 min. 
PAÍS: Francia.
DIRECTOR: Valérie Donzelli.
GUIÓN: Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm.
MÚSICA: Pascal Mayer.
FOTOGRAFÍA: Sébastien Buchmann .
REPARTO:
Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm, Gabriel Elkaïm, César Desseix, Brigitte Sy, Elina Löwensohn, Michèle Moretti, Phillipe Laudenbach, Bastien Bouillon, Béatrice de Staël, Anne Le Ny, Frédéric Pierrot .

PREMIOS 2011:
Premios Cesar: 6 nominaciones, incluyendo mejor película y director.
2011: Festival de Gijón: Mejor película (ex-aequo), actriz (Donzelli) y actor (Jérémie Elkaïm).

SINOPSIS:
Juliette conoce a Roméo. El amor surge a primera vista. Comienzan a convivir. Se aman de verdad. Con el tiempo llega un hijo, Adam. Los días son felices, aunque duros para unos padres primerizos. Pero hay algo más: con el tiempo el niño se comporta de modo raro, llora demasiado, vomita de repente, es incapaz de caminar... Tras unas pruebas médicas, les es revelada una tremenda noticia: Adam tiene un tumor en el cerebro. Segundo largometraje de Valérie Donzelli, tras La reine des pommes. Como en su primera película, además de ponerse tras la cámara, Donzelli escribe y también protagoniza la historia, y cuenta igualmente como compañero de reparto con Jérémie Elkaïm, coautor de guión y con quien la propia Donzelli tiene un hijo en la vida real.


COMENTARIOS:
Hace poco me sorprendía gratamente con el visionado de Nader y Simin, un sencillo drama contado de forma magistral donde sus personajes y su naturalidad eran sus mayores virtudes pero no las únicas. Esta que nos ocupa me recuerda a la citada en esos aspectos.
Son incontables las películas que de forma melodramática se adentran en el territorio de las enfermedades. Las hay también que abordan el tema con gran sentido del humor como la reciente 50/50. Esta que nos ocupa nos ofrece una visión que en su transfondo es dramática pero que no busca la lágrima fácil sino inyectar al espectador una gran dosis de positividad y ganas de vivir.
La directora, guionista y protagonista (Valérie Donzelli) se inspira en la relación con el otro guionista y protagonista (Jérémie Elkaïm) y en la enfermedad del niño pequeño que comparten para hacernos llegar esta preciosa historia de amor, superación y un insuflo vital para todos aquellos que lo estén pasando mal o para cualquier espectador que se acerque a ella. Quizá porque hablan de sus propias vidas, ambos componen el matrimonio sufriente de la historia, con inusitada naturalidad y convicción. Sin embargo, en el fondo las actuaciones aquí resultan secundarias, porque el absoluto peso de la película lo lleva la terrible trama. Es demasiado doloroso contar durante dos horas los sufrimientos continuos y las zozobras angustiosas de un matrimonio que experimenta el horror de la enfermedad grave de un hijo de dieciocho meses. Y eso es lo que aquí hay, ni más ni menos. Sinceramente, el atractivo es nulo.

El film es inmisericorde también a la hora de contar los sucesos. Nada es impostado, sino casi terriblemente ordinario (y de ahí su fuerza): pruebas médicas, hospitales, visitas, operación, rutinas diarias, compasión ajena... Y sobrellevar este tipo de vida es una durísima prueba también para el amor. En fin, que se comprende que debido a la naturaleza del argumento es difícil enganchar emotivamente con este film. Y eso que Donzelli narra sin excesos truculentos, con optimismo e incluso rompiendo los moldes con algunos momentos de música y canciones.
El inicio es arrollador mostrándonos a la protagonista con un niño de 8 o 9 años que se va a realizar una resonancia magnética. Todos los que nos hemos hecho esta prueba creo que habremos relacionado el infernal ruido de la máquina con la música más machacona de discoteca y la directora también lo ha hecho mezclando la citada escena inicial con la música de la discoteca donde la pareja se conoce.
En un flashback de pocos minutos (bueno, la película en si es todo un flashback salvo su inicio y su final) nos narran su preciosa relación de amor plagada de luz y color entre paseos y besos hasta el momento en el que nace su primer hijo. Una pareja de tantas en principio que demostrará una fortaleza extraordinaria.
Y es que argumentalmente lo que sorprende es la racionalidad en todo momento de la pareja y como se enfrentan a los problemas que les vienen. El momento de enterarse de la noticia es absolutamente desolador, siendo muy difícil aguantar las lágrimas mientras la contemplas. Pero es de los pocos momentos de negatividad que se concede la pareja y de los pocos que dejan al espectador destrozado.

Nos cuentan una heroica lucha llena de amor y coraje enfocada como digo desde un prisma muy racional y positivo.
Uno de los principales acuerdos de la pareja es no especular sobre la enfermedad sino aceptar las noticias que les vengan lo mejor que puedan e ir llevando el día a día. La película no juega con la emoción fácil ni con un dramatismo desolador, sino que se centra en los detalles cotidianos y la rutina hospitalaria, sumergiendo al espectador en un pálpito esperanzador.

“Declaración de guerra”, a la enfermedad y al desánimo. Elegida para representar a Francia en la sensiblería ni el sentimentalismo en ningún momento y con arriesgados saltos al vacío, la directora consigue una apuesta luminosa, llena de vida.

Tráiler:

Calificación: 4 de 6.

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