martes, 8 de enero de 2013

70 aniversario del estreno en la gran pantalla de Casablanca (70th anniversary of the premiere on the big screen in Casablanca)





Andan en Estados Unidos de celebración, y no es para menos. Casablanca, la mítica película dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por la pareja formada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman cumple 70 años. Se preparan fastos y celebraciones, ya que se trata de una de las grandes películas de Hollywood, y junto a la edición en DVD y BluRay, se reestrenará en pantalla grande en más de un centenar de cines del país.
Eso sí, solo durante un día, así que los aficionados al buen cine de los años 40 tendrán que darse prisa para poder asistir a este evento, que permitirá disfrutar una vez más, de la que está considerada mejor historia de amor del mundo de Hollywood. El hecho tendrá lugar el 21 de marzo, a las siete de la tarde, en cada una de las salas escogidas, aunque alguna de ellas tendrá una sesión especial durante la mañana.
La fecha del 26 de noviembre de 1942 quedó grabada en los anales de la Historia del Cine de todos los tiempos como el día que ‘nació’ un clásico de clásicos llamado ‘Casablanca’.
Aquel día fue cuando se exhibió por primera vez en el Teatro Hollywood de Nueva York el 26 de noviembre de 1942, para coincidir con la invasión de las tropas aliadas de la costa norte de África y la captura de la ciudad de Casablanca.
Aunque realmente el estreno general se produjo un poco más tarde, el 23 de enero de 1943, para aprovechar la Cumbre Anglo-estadounidense, una conferencia de alto nivel entre Churchill y Roosevelt que se llevó a cabo en el Hotel Anfa, en la ciudad de Casablanca.
Casablanca es una de las grandes películas que han perdurado a lo largo de los años. Su mítica historia de amor ha permitido que varias generaciones vibraran con la relación entre Rick e Ilsa, en el marco del Marruecos durante la contienda mundial, y han sido muchos los rumores que han surgido sobre la producción y el rodaje de la película. Unos reales y otros no tanto.
En la ficción, el local regentado por el cínico Rick Blaine era un punto de encuentro para refugiados que huían de la guerra en Europa, un lugar de paso que convertía el cabaret en un crisol en el que se mezclaban personas de distintas procedencias y condición. En la realidad, el equipo que trabajó en ese plató en el sofocante verano angelino de 1942 no era muy diferente. En total, había trabajadores de 34 países distintos, muchos de ellos refugiados europeos que rompieron a llorar nada más rodar la famosa escena de La Marsellesa.  Los húngaros Peter Lorre y Michael Curtiz, los ingleses Sydney Greenstreet y Claude Rains, el alemán Conrad Veidt…
Humphrey Bogart
Siempre fue la primera opción para el papel de Rick. Aunque las hemerotecas lo desmientan. El 5 de enero de 1942, The Hollywood Reporter anunció que Ronald Reagan protagonizaría la película, pero en realidad sólo se trataba  de una estrategia publicitaria propia de la época, lo que se llamaban “castings especulativos”. La Warner sabía perfectamente que Reagan tenía que incorporarse a filas y que no podría hacer el papel. Es cierto que también sonó el nombre de George Raft, pero Bogart era el favorito de todos, a pesar de las reticencias del gran jefe Jack Warner. “¿Quién querría besar a Bogart?”, cuenta la leyenda que preguntó al enterarse de la propuesta de casting.

Ingrid Bergman
La misma nota de prensa en la que se hablaba de Reagan como protagonista masculino mencionaba a Ann Sheridan como su partenaire. Sin embargo, en esta ocasión las posibilidades de Sheridan eran reales. Llegó a hacer una prueba, pero cuando el guión cambió y se decidió  que Ilsa Lund debía ser una intachable mujer noruega -Suecia estaba demasiado relacionada con Alemania-, saltaron a la palestra otros nombres como los de la austríaca Hedy Lamarr y la francesa Michelle Morgan. Entonces, alguien se acordó de la recién llegada a Hollywood Ingrid Bergman. A todos les encantó la propuesta, pero había un gran problema: Bergman tenía contrato con la Metro de David O. Selznick.
Para intentar convencerlo de que les alquilara sus servicios, los hermanos Epstein (dos de los guionistas de Casablanca) se presentaron en la mansión de Selznick a la hora de comer. ”Mira, Casablanca será una parida tipo Argel“, le espetaron al productor cuando ya no sabían qué más decir para persuadirlo. Entonces éste, al oír el nombre de una película que había sido un gran éxito, levantó por primera vez la vista de la sopa que estaba sorbiendo y accedió a alquilar a Bergman a la Warner por 25.000 dólares.
Paul Henreid
El tercer vértice del triángulo y el más difícil de conseguir. Paul Henreid fue desde el principio una de las principales opciones de Hal Wallis, el productor de la película. Sin embargo, Henreid aborrecía el papel de Victor Laszlo. “Es un personaje ridículo y más propio de una comedia musical”, opinaba el actor austríaco. Fue entonces cuando entró en juego la política. Con el estallido de la II Guerra Mundial, los actores de países enemigos, como era el caso de Henreid, necesitaban tener un contrato con algún estudio importante para no ser repatriados. Y si entre los papeles representados para ese estudio se encontraba el de un intachable rebelde que se enfrenta a los nazis, mejor que mejor. Las circunstancias, por tanto, acabaron arrojando a Henreid a los brazos de la Warner, aunque no sin antes haber solicitado un jugoso sueldo y ser incluido en los créditos al mismo nivel que Bogart y Bergman.

En cualquier caso, como podéis deducir de lo que habéis leído, aquello se trató de un debut con una clara intencionalidad política. Lógico que la crítica calificase a la película como una ‘espléndida propaganda anti-Eje’.
De hecho, es que ‘Casablanca’, basada en una obra teatral nunca estrenada llamada ‘Everybody comes to Rick’s', dirigida por Michael Curtiz, y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman fue concebida como una cinta bélica para alimentar el patriotismo estadounidense en plena Segunda Guerra Mundial.
Su personaje principal, el de Rick Blaine pasa de no querer inmiscuirse en el conflicto desde Casablanca, en Marruecos, a renunciar a su amor por el bien de la lucha contra el fascismo. Su intervención permite que triunfe una operación de la resistencia y la historia se entiende como una metáfora de lo que EE.UU. podía lograr si abandonaba el aislacionismo.
Rollos políticos aparte, lo que finalmente ha quedado en la retina de los cinéfilos es su principal historia romántica, catalogándose el filme como uno de los mejores de amor de la Historia del celuloide.
Lo curioso es que la película comenzó siendo una más de las numerosas producciones anuales que se hacían en Hollywood, para ir ganando popularidad a medida que ha ido pasando el tiempo, llegando a convertirse en uno de esos clásicos de clásicos, una de las cintas mejor valoradas de la cinematografía USA, y con los Oscars de 1944 a mejor película, mejor dirección y mejor guión en su haber.
Precisamente, su script ostenta el título de mejor guión de la cinematografía, según el criterio del sindicato de guionistas de EE.UU. (WGA), por delante del de ‘El Padrino’, ‘Chinatown’ y ‘Ciudadano Kane’.
En el largo anecdotario de su existencia hasta llegar a este 70 aniversario se suceden numerosos datos para el recuerdo, pero los que más han dejado huella han sido sus frases míticas de diálogo.
Tanto que el Instituto Americano del Cine (AFI) cita seis veces a ‘Casablanca’ en su listado de mejores frases del cine, entre las cuales figura la icónica secuencia del piano en torno a la canción ‘As Time Goes By’, esa de ‘Tócala, Sam’, erróneamente perdurada como ‘Tócala otra vez, Sam’.
Las otras son: ‘Esta va por ti, muñeca’, ‘Louis, creo que este es el principio de una gran amistad’, ‘Capturen a los sospechosos de siempre‘, ‘Siempre nos quedará París’, y ‘De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío’.
En definitiva, una intocable inmortal del CINE con mayúsculas. Feliz cumpleaños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario