lunes, 28 de enero de 2013

Three Days of the Condor (Los tres días del Cóndor) - (1975)



TÍTULO ORIGINAL Three Days of the Condor
AÑO: 1975
                 DURACIÓN: 117 min.                
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Sydney Pollack.
GUIÓN: Lorenzo Semple Jr., David Rayfiel (Novela: James Grady.)
MÚSICA: Dave Grusin.
FOTOGRAFÍA: Owen Roizman.
REPARTO:
Robert Redford, Faye Dunaway, Cliff Robertson, Max von Sydow, John Houseman, Addison Powell, Tina Chen, Walter McGinn.
PREMIOS:
1975: Nominada al Oscar: Mejor montaje.
1976: Nominada al Globo de Oro: Mejor actriz en drama (Faye Dunaway).
SINOPSIS:
Un modesto funcionario de la CIA (Robert Redford) trabaja leyendo libros con el fin de detectar mensajes cifrados que permitan desvelar operaciones secretas susceptibles de perturbar la estabilidad del país. Un día, cuando vuelve al trabajo, encuentra a todos sus compañeros muertos. Consciente de que sólo el azar lo ha salvado de una muerte segura, huye tratando de salvarse, pero también para encontrar una explicación a lo sucedido. En su fuga se verá obligado a secuestrar a una mujer (Faye Dunaway) con la que, además de compartir su aventura, vive una intensa historia de amor.

COMENTARIOS:
Este clásico del cine está considerado como uno de los thrillers de espías más importantes de la historia del cine, dada su gran influencia en filmes posteriores de la misma temática, como Marathon Man, Desaparecido (Missing) o incluso filmes contemporáneos, como la trilogía de Jason Bourne.


Uno de los thrillers de paranoia más memorables de los '70s, que no pierde en ningún momento el suspenso.
Reconozco que el cine de Pollack me gusta, ”Memorias de África”, “Tal como éramos”, "Tootsie" …en el caso de esta película, a mi parecer una de las mejores del género de espionaje, y entre lo más granado del cine “político” de intriga que se hacía en los años setenta, en ella encontramos muchas claves para toda una escuela de cómo contar historias en el cine que bien podrían aplicarse algunos de los directores de las películas que nos tragamos hoy en día.


El gran Sydney Pollack aparece al frente de una historia trepidante, de un thriller que resulta fundamental para entender el género en los años '70. Es muy probable que el mismísimo Alfred Hitchcock se hubiera cortado un brazo por dirigir esta adaptación, por otra parte muy fiel, de la novela de James Grady: se trata de una película en la que el espectador aventajado  descubrirá más de un punto de contacto con trabajos de Alfred Hitchock como Cortina Rasgada (1966) y Topaz (1969), por citar sólo algunos.
Lo que demostró Pollack es que en los años 70 se podía hacer cine comercial entretenido y además con calidad.
Hoy lo que tenemos es cine comercial, muchas veces aburrido, y con frecuencia de escasa calidad, porque juega básicamente a la repetición de las mismas fórmulas sin cambiar lo más mínimo en un cortejo indecente de la taquilla que es más bien putañeo descarado en persecución de la recaudación fácil y rápida… que muchas veces se les escapa de las manos precisamente por esa tendencia que aburre a las mismas ovejas.


Tomemos como ejemplo en Los tres días del Cóndor la escena en la que el protagonista –Redford- se encuentra con el asesino –Max Von Sydow- en el ascensor: toda una escuela para construir un momento de tensión tomándose las cosas con calma y construyendo sobre el tiempo necesario para crear incomodidad en el espectador (algo hoy impensable, con el cine epiléptico que nos enchufan desde Hollywood las más de las veces).
Otro ejemplo: cómo Pollack cambia radicalmente el aspecto y el registro de una actriz como Faye Dunaway, convirtiendo a la dama dragón en una tímida fotógrafa. Incluso físicamente no parece ni ella en muchos planos, dando un registro completamente distinto del que la hizo famosa en Bonnie and Clyde. Antes los actores también salían beneficiados porque les permitían un arco de trabajo más amplio. Eran menos víctimas del encasillamiento. Y seguramente también se aburrían menos.
Otro ejemplo: la manera en la que se plantea la historia de amor, la forma en la que se establece la proximidad entre ambos cuando llama el novio de ella. Está claro que antes se lo curraban más para vendernos la moto del romanticismo. Al mismo tiempo introduce un tema clave en toda la película: la soledad de ella, que es un reflejo de la soledad en la que vive él, con su síndrome de superviviente, desde el momento en que se producen los asesinatos.


Y al mismo tiempo, establece el protagonismo del personaje de Dunaway. Ojo también a la escena de despedida, sin histerias, sin sobrecarga emocional, sin babas. Genial.
Cuando me preguntan por qué no me gusta cierto cine de acción actual pienso contestar a partir de ahora: ¡mira la pelea de Los tres días del Cóndor!
La clave es que para que me interese lo que le ocurre a los personajes, primero me tiene que resultar mínimamente creíble.
Pollack y la acción deberían ser objeto de estudio en algún máster de cine, y una asignatura obligada para muchos directores de hoy, que parecen haberse destetado como tales mirando videojuegos en lugar de películas decentes.
Y luego ese villano creíble compuesto por Max Von Sydow, al que vemos retratado, con enorme economía expresiva, simplemente con ese momento casi mágico de breve ojeada a su vida privada, pintando las miniaturas.
Y el diálogo, que dice mucho con pocas y muy meditadas palabras, como cuando el asesino que interpreta Max Von Sydow aclara: “Yo nunca pregunto el por qué. Pregunto a veces cuándo, a veces dónde y siempre cuánto”.
Otro reflejo destacado que deja constancia de la influencia de Los tres días del Cóndor lo tenemos en el discurso final de Higgins, el espía al que da vida Robertson, que trae a la memoria el de Jack Nicholson en Algunos hombres buenos.


Y luego está su capacidad premonitoria, salpimentada con esos reiterados planos de las torres gemelas de Nueva York, el petróleo como motivo para una guerra, la prensa “esclava” o “vendida” al poder dispuesta a renegar de la verdad (esa alarmante pregunta final: ¿Cómo sabe que lo publicarán? es plenamente válida también para nuestros días…).
Pollack era un maestro por estas y muchas otras cosas. Para muchos, "Los Tres Días del Cóndor" es la mejor escuela del thriller cinematográfico que se haya rodado nunca. Y creo que no exageran."
Tráiler:

Calificación: 3 de 6.

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