miércoles, 6 de febrero de 2013

The Hustler (El buscavidas) - (1961) - (Director: Robert Rossen)




TÍTULO ORIGINAL The Hustler

AÑO: 1961

DURACIÓN: 135 min.

PAÍS: EE.UU.

DIRECTOR: Robert Rossen.

GUIÓN: Robert Rossen, Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis).

MÚSICA: Kenyon Hopkins.

FOTOGRAFÍA: Eugene Shuftan.

REPARTO:

Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine

PREMIOS:

1961: 2 Oscars: Mejor fotografía, dirección artística.  9 nominaciones.

1961: BAFTA: Mejor película.


SINOPSIS:

Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin importarle el precio que tenga que pagar por ello.


COMENTARIOS:

Robert Rossen ha sido uno de los varios directores que, mereciendo el más alto de los reconocimientos, han permanecido siempre en segunda fila.

Obra de arte que nos cuenta la historia del relámpago Eddie Felson, un joven buscavidas que, taco en mano, recorre los bares y salas de billar en busca de primos dispuestos a regalarle dólares. Su inigualable talento le lleva a ir en busca del gordo de Minessota, sólo venciéndole podrá ser reconocido como el mejor.



Hasta ahí la sinopsis, pero decir eso de "El buscavidas" es no decir nada. Este film, sobrio en su fachada y técnicamente maravilloso, con una fotografía y escenografía que bien se merecieron el oscar, una banda sonora que convierte en poesía el sonido de las bolas de billar y con una interpretación magistral, llena de muecas y miradas que lo dicen todo sin pronunciar una palabra, esas miradas que tanto anhelamos en el cine contemporáneo.

Sin embargo, esto no es más que un envoltorio dorado para aquello que la hace realmente grande, su esencia. Es la historia de un perdedor, es una historia de amor unida por "un contrato de mutua tristeza", es la historia de un hombre que aprende a ganar. Es una lucha entre el talento y la crueldad del sueño americano, es una disputa entre el orgullo y la astucia, una batalla entre amor y los sueños, una guerra entre la ilusión de alcanzar la cima y la resignación de aquel que conoce el alto precio de la victoria. Un pulso entre la avaricia y la nobleza, nobleza paradójicamente ilustrada en la pillería. Es un canto a la melancolía, al whisky como escudo, al romanticismo como bandera. Un collage de sentimientos pegados con lágrimas sobre la más dura de las cartulinas, la vida. La fotografía en blanco y negro plasma con acierto la sordidez de las salas de billar y los personajes que las habitan.


El buscavidas sigue de manera ejemplar una estructura causa-efecto: cada plano es consecuencia del anterior y, a su vez, germen del siguiente. Este encadenado de secuencias, que duran lo justo y resultan admirables por todo, y las dependencias entre una y otras, son un claro ejemplo de narración cinematográfica y prueba que Rossen no sólo era un excelente guionista.

Para mí, una de las mejores interpretaciones, si no la mejor, en la interesante filmografía de Paul "Ojos Azules" Newman. Una cinta trágica, que no sigue los caminos edulcorados del Hollywood convencional, sino que nos estrella contra la verdad de que no siempre hay salidas felices para todos los caminos elegidos, donde aprendemos que los errores se pagan muy caros y donde también queda muy en claro que la vida es peligrosamente traicionera sino se encuentra el rumbo correcto. Absolutamente recomendable.

Tráiler:



Calificación: 5 de 6.

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