viernes, 1 de febrero de 2013

Dead Poets Society (El club de los poetas muertos) - (1989)



TÍTULO ORIGINAL: Dead Poets Society
AÑO: 1989 
DURACIÓN: 124 min. 
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Peter Weir.
GUIÓN: Tom Schulman.
MÚSICA: Maurice Jarre.
FOTOGRAFÍA: John Seale.
REPARTO:
Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke, Josh Charles, Dylan Kussman, Gale Hansen, James Waterson, Allelon Ruggiero, Kurtwood Smith, Lara Flynn Boyle
PREMIOS:
1990: César: Mejor película extranjera.
1989: Oscar: Guión original. Nominada a Película, Director y Actor (Williams).
1989: 4 nominaciones al Globo de Oro: Drama, Director, Actor, Guión.
1989: BAFTA: Película, Banda sonora. Nominada a Director, Actor, Guión, Montaje.
1989: David di Donatello: Film extranjero. Nominada a Director y Actor extranjeros.
SINOPSIS:
Otoño de 1959. La Academia Welton, un internado privado muy tradicional, situado en las montañas de Vermont, va a comenzar el año lectivo con un nuevo profesor de literatura llamado John Keating (Robin Williams). Éste, con métodos bastante heterodoxos, va a lograr poco a poco que sus alumnos comiencen a pensar por sí mismos y les descubrirá que cada uno tiene en sus manos hacer de su vida algo extraordinario. Su arriesgada propuesta es recibida de distinta manera por unos adolescentes todavía inmaduros e idealistas, hasta que desemboque la tragedia. Pero ninguno de ellos podrá olvidar jamás al profesor que les cambió para siempre.

COMENTARIOS:

La verdad es como una manta que te deja los pies fríos,
la estiras, la extiendes pero nunca es suficiente.
La sacudes, le das patadas,
pero desde que llegamos
llorando a que nos vamos muriendo,
solo nos cubre la cara
mientras gemimos, lloramos y gritamos.


“Carpe Diem: Vivid el momento. Coged las rosas mientras aún tengan color pues pronto se marchitarán. La medicina, la ingeniería, la arquitectura son trabajos que sirven para dignificar la vida pero es la poesía, los sentimiento, lo que nos mantiene vivos”….
Con un guión de lujo y bajo la batuta de Peter Weir, este filme se ha convertido en todo un clásico. La poesía y la expresión latina carpe diem son los hilos conductores de esta entrañable y apasionante historia, en la que un profesor hará de inspiración para que las vidas de sus alumnos sean extraordinarias. Para Weir esta película supuso el reconocimiento absoluto de crítica y público. Este hecho originó que “El club de los poetas muertos” se convirtiera en todo un fenómeno sociológico que todavía perdura con el paso de los años. Durante toda la película, la poesía, el romanticismo, el amor... son las premisas principales, anteponiendo estas ideas a los pensamientos conservadores de la sociedad americana de los años cincuenta.


El magnífico guión de “El club de los poetas muertos”, escrito por Tom Schulman, contenía la idea de que el personaje principal, el profesor Keating, tuviera la enfermedad de Hodgkin y acabara muriendo por ella. El productor estaba de acuerdo también.
El talento indiscutible de Peter Weir se aprecia incluso en los detalles más pequeños, su visión clarividente, la seguridad en sus ideas y principios, que mantienen un rigor que pocos autores han logrado, sus insobornables principios que siempre muestra en su cine, lo convierten sin ningún género de dudas en unos de los mejores autores actuales.
Extrañamente y aunque la gran mayoría de sus películas son grandes éxitos de crítica y público no es tan conocido como otros nombres con muchas menos cualidades y méritos.
Quizá su estilo invisible y sumamente clásico, su elegancia en la dirección, sin alardes, y no haber sido actor tengan que ver con ello. Una infravaloración lamentable que espero el tiempo corrija.


Ante la decisión de matar a Keating, Peter Weir se opuso sin dudarlo un instante. El cine de Weir se vertebra en una serie de ideas, principios y elementos innegociables  que aparecen en casi toda su filmografía de forma deslumbrante. La libertad, la defensa del individuo, la naturaleza, un liberal absoluto. La naturaleza siempre como lugar simbólico donde el hombre se muestra en su esencia, él mismo, en libertad y desarrollando su individualidad.
El planteamiento que Weir suele incluir en sus películas es el de un individuo en un entorno hostil, o en el que no se adapta por ser distinto. (“El Show de Truman” de 1998; “Único testigo” de 1985; “La costa de los mosquitos” de 1986…), en la que nos ocupa esto no es una excepción.
El argumento que uso Weir, y que se mantuvo finalmente, es que incluir una enfermedad terminal en el personaje desvirtuaría el tema de la libertad, el final no se entendería y se confundiría el concepto e idea que se quería transmitir. Si los chavales se levantan, resultaría muy fácil hacerlo ante una persona que se muere, no por lo que representa su mensaje, además de existir una contradicción al incitar a los chavales a una serie de actos y batallas de las que él no padecerá las consecuencias directamente, sabiendo que morirá pronto con seguridad.
Esa claridad de ideas es ejemplar en un director de talento excepcional.




Robin Williams encabeza el reparto, llevando a cabo una interpretación digna de elogio de un profesor para nada corriente. El veterano Norman Lloyd, es el contrapunto perfecto a Williams en su papel del Sr. Nolan. Los muchachos también están a una gran altura (Robert Sean Leonard y Ethan Hawke). Se podría decir, que en conjunto todos los actores de esta película están a gran nivel. Esto es gracias a dos motivos. Primero, el gran acierto de Peter Weir a la hora de dirigirlos, dejándoles en ocasiones cierta libertad creativa; y en segundo lugar por el maravilloso argumento que envuelve a El club de los poetas muertos.
Una historia bastante original y conmovedora que cautivó a los espectadores de todo el mundo, y que todavía hoy sigue cautivando. Años más tarde, la idea de repetir “El club de los poetas muertos” sirvió para realizar dos películas que no se pueden comparar con la original en nada, éstas son: “El club de los emperadores” y “La sonrisa de Mona Lisa”. Mención aparte en esta película merecen los cinco minutos y seis segundos que dura la última secuencia. Es una secuencia soberbia llena de dramatismo e interpretación, en la que el tímido e introvertido Todd Anderson se llena de valor y sirve de ejemplo para el resto de sus compañeros. El momento en que los muchachos se suben uno a uno en las mesas, bajo la atenta mirada de su ya ex profesor es apasionante, es una escena marcada a fuego. Ese contrapicado final refleja lo orgullo que el Sr. Keating está de sus alumnos y que sus enseñanzas han servido para algo.
 “El club de los poetas muertos” es una película sobre la búsqueda de la propia individualidad, que no está reñida con la integración en un grupo siempre que este grupo la respete. La búsqueda de la libertad, es más, esta película pretende convertirse en un canto libre al amor, la poesía y a las ganas de vivir la vida saboreando cada momento, en definitiva las verdaderas cosas importantes que se necesitan para ser feliz.

En resumen: ¿quién debe ver esta película?, pues todo el mundo, señores: todo el mundo disfrutará con ella. Ya sé que para gustos los colores, pero creo que esta película podría ser una excepción. Todas las personas que conozco que hayan visto esta película coinciden en que es simplemente brillante. Así que, salvo que seas un forofo incondicional de las americanadas tipo Ben Stiller, te la recomendaría, ya que hace a cualquiera pensar y reflexionar, aparte de ahondar un poco en la Literatura.
Tráiler:
Calificación: 4 de 6.
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