miércoles, 3 de julio de 2013

Abbas Kiarostami (Biografía Director) - Abbas Kiarostami (Biography Director)

ABBAS KIAROSTAMI


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BIOGRAFÍA


Abbas Kiarostami (en persa عباس کیارستمی) nació el 22 de junio de 1940 en Teheran, Irán. Se le considera uno de los cineastas y fotógrafos más influyentes y controvertidos del Irán pos-revolucionario y es uno de los más consagrados directores de la comunidad cinematográfica internacional.

Kiarostami pertenece a la generación de cineastas que creó la renombrada “New Wave”, movimiento del cine iraní que comenzó en los ’60 y se popularizó a partir de 1970. Esta corriente creó filmes artísticos innovadores con un alto contenido filosófico y político; algunos empleando realismo, otros mediante metáforas. También es poeta; publicó una colección de sus producciones en 1999.


Graduado en Bellas Artes, se inicia profesionalmente como diseñador gráfico y es esta actividad la que le lleva al ámbito del cine publicitario durante la década de los sesenta.

En 1969 ingresa en el Centro para el Desarrollo Intelectual de Niños y Adolescentes, bajo cuyos auspicios realiza sus primeros cortometrajes.

Aunque básicamente sometido a los requerimientos de un cine de corte didáctico, títulos como "Pan y Callejuela", "La Hora del Recreo" o el mediometraje "La Experiencia" - sus primeras incursiones en el cine de ficción- evidencian ya un talento innegable y una mirada muy personal. Los dos únicos largometrajes que realiza antes de la Revolución Islámica, "El Viajero" y "El Informe" tienen muy poca repercusión a pesar de su calidad y Kiarostami continuará así trabajando para el Centro y realizando films centrados de una u otra forma en el mundo de la infancia. "¿Dónde está la casa de mi amigo?", su auténtica revelación a escala internacional gracias a la formidable acogida que se le dispensa en el Festival de Locarno de 1989, era en rigor un nuevo largometraje para esa muy activa institución.

 
También para ésta rueda los documentales "Párvulos" y "Deberes", interesantes aproximaciones a los problemas de la educación primaria en Irán, así como el fascinante "Primer Plano", film inclasificable en el que Kiarostami reconstruye magistralmente el caso real de un humilde obrero en paro, gran aficionado al cine, que se hace pasar por el realizador Mohsen Majmalbaf para intimar con una acomodada familia en Teherán. "La vida y nada más" prosigue el camino abierto por "Primer Plano" en esta peculiar y personal variante del film-encuesta. Ahora a partir de un viaje en busca de los protagonistas de "¿Dónde está la casa de mi amigo?" tras tener el cineasta noticias del terremoto que sacudiera la región en que se rodó. Galardonada en numerosos festivales internacionales, "La Vida y Nada Más" encontrará una nueva vuelta de tuerca a ese intrincado juego de interacciones entre realidad y ficción del que Kiarostami es un auténtico maestro.
Beneficiándose ya de la distribución internacional de sus films,acomente en 1997 su proyecto más ambicioso y arriesgado hasta ese momento, "El Sabor de las Cerezas", justamente recompensado con la Palma de Oro en le Festival de Cannes, pero tibiamente acogido sin embargo en el propio Irán por plantear crudamente problemas filosóficos y teológicos de gran calado. "El Viento nos Llevará" -acaso su obra maestra y, en cualquier caso, una auténtica summa de sus inquietudes temáticas y formales- vuelve a plantear idénticos interrogantes sobre la muerte, el sentido de la vida, la incomunicación o la solidaridad, que en clave bien distinta reaparecen de nuevo en "ABC África" un documental de encargo rodado en Uganda que Kiarostami reconduce de inmedidato a su terreno para mayor decepción de la ONG que se lo encomendara con aspiraciones más convencionales.

Fascinado por las enormes posibilidades del vídeo digital, Kiarostami rueda en este soporte sus siguientes películas."Diez" será la primera, un film literalmente independiente y clandestino que explora el universo femenino en el Irán contemporáneo y aborda frontalmente algunos problemas rara vez tratados en el cine de aquel país, siempre de la mano de un riesgo formal sin apenas parangón en la producción contemporánea.“Menos es más”, es la sencilla pero contundente declaración de principios que, desde hace por lo menos tres décadas, rubrica el cine del iraní Abbas Kiarostami. A un mundo que ama la transparencia, el diálogo, la sinceridad, los desahogos emocionales, las preguntas, la información, las películas de Kiarostami lo reprenden y avergüenzan con su lógica de la contemplación. Su cine llega a la transparencia por un camino inverso: el de la sustracción. Personajes y situaciones opacas que nos deberán para siempre sus móviles últimos y sus ulteriores significados. “Vaciar el estanque para procurarse los pescados”, decía el viejo Bresson.

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Un arte menor el de Kiarostami. Menores fueron, y son, esos recorridos por el paisaje de Irán que nos revelan a un voyeur para quien la realidad sólo adquiere sentido si se encuadra: a través de una puerta, de una ventana, de un espejo retrovisor, de una cámara de cine o fotografía; operación que a su vez, por omisión, le da significado a lo que está por fuera de ese cuadro. He aquí una primera operación de sustracción: la propia de un arte de la mirada que nunca lo ve todo, que siempre pasa de largo, que reconoce y vive de sus limitaciones.

Menores –no sólo niños- son sus personajes, recuperados de las zonas más grises de la existencia, donde las emociones básicas reclaman su derecho a existir. Segunda operación de sustracción: rehuir la construcción dramática con sus clímax y desenlaces, y dejarnos conviviendo con situaciones desnudas frente a las cuales no estamos preparados –ni advertidos- para reaccionar.

De ahí la ligazón del cine de Kiarostami con el neorrealismo: uno y otro evitan las convenciones dramáticas y potencian en cambio las contradicciones de los personajes, de los objetos, de los paisajes, que se hacen visibles por la existencia material de la imagen. Como el neorrealismo, el cine de Kiarostami es una análisis de la realidad desde su superficie visible: un cine superficial.



Juliette Binoche en "Copia certificada"


Ese trabajo intensivo sobre la realidad habría de llevar el cine de Kiarostami a las aún más radicales operaciones de sustracción que emprende en sus tres últimas películas: Diez, Cinco (dedicada a Yasujiro Ozu), y Diez en diez, un tríptico que es una legítima agresión al espectador, y que instala a Kiarostami en la simple categoría del más moderno de los cineastas.

Si el cine clásico, de acuerdo con sus teóricos, conviene en unas premisas que se pueden resumir en que es altamente comunicativo, crea estructuras cerradas, es omnisciente y se apoya en la relación causa-efecto, el cine moderno en su estación Kiarostami es francamente opaco, abierto a múltiples desarrollos y significados, concentrado en fragmentos más que en la totalidad y definitivamente aleatorio. Frustra de esa manera, de palmo a palmo, las ilusiones del espectador y su necesidad de consuelos y seguridades dramatúrgicas.


Tres de sus últimas películas, Kiarostami profundizan esa tensión con el espectador medio que ya se insinuaba en la amplia obra anterior del director: en Close-Up, en la Trilogía de Koker (¿Dónde está la casa de mi amigo?, La vida y nada más/Y la vida continúa, y A través de los olivos), en El sabor de la cereza, en El viento nos llevará, por mencionar sólo las películas a las que hemos sido expuestos. Tensión expresa en la manera como Kiarostami desnuda los mecanismos de la representación y rompe el sagrado velo de la ficción: el cine que filma al cine y que al filmarlo lo impugna, el descrédito de la narración aristotélica y su calculada dosificación de emociones. Es el viejo tema del cine como registro/documento del mundo y no como su engaño/representación.



Censurado y perseguido en su país, Kiarostami realiza su lutimas películas en el extranjero, "Copia certificada" (2010) en Francia con Juliette Binoche y hasta ahora su última película "Like Someone in Love" (2012) en Japón. No estrenada en España, con guión propio y actores japoneses, la sinopsis: "Una joven estudiante japonesa se prostituye en Tokio para pagar sus estudios. Inesperadamente encuentra una sorprendente ternura de parte de un cliente de avanzada edad".




Si algunos temen que el cine de Kiarostami avance hacia el silencio, hacia el No Cine, es porque secretamente intuyen que el silencio es la forma final de la estética y de la ética. “Este adiós –dice Jean-Michel Frodon en Cahiers du Cinéma 584, y a propósito de una gran exposición dedica a Kiarostami en Turín- prosigue con la invención de modos de hacer que restituyen a Kiarostami una libertad que se nutre de ligereza -económica, técnica, política y estética-. Otros siguieron caminos similares hace tiempo, pero nadie como Kiarostami ha logrado establecer un entramado de creación y difusión donde todos los lugares y todos los apoyos se sostienen y refuerzan mutuamente para ampliar sus posibilidades de creador infatigable”. En una época redundante como la nuestra, obscenamente permisiva, sólo es posible entender a un artista que se limite a sí mismo y que encuentre en esa autocensura su mueca de libertad.


Tráiler oficial de "Like Someone in Love":




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