domingo, 9 de noviembre de 2014

Yasujirō Ozu (Director) (Biografía)



Yasujirō Ozu (Director)

Yasujirō Ozu , (Fukagawa, Tokio, el 12 de diciembre de 1903 - 12 de diciembre de 1963) fue un influyente director de cine japonés. Para muchos, es uno de los mayores cineastas de su país y de la historia del cine.

Siendo estudiante Ozu se afincó en la prefectura de Mie, de donde era originario su padre y donde, según dijo, descubrió el cine al resultar muy impresionado por La cruz de la humanidad (Civilization) de Thomas Harper Ince. Tras terminar sus estudios en la escuela de Ujiyamada de la ciudad de Ise (Mie), trabajó como profesor suplente durante un año en la escuela primaria Iidaka antes de regresar a Tokio, donde en 1923, gracias a una recomendación de su tío, empezó a trabajar en los Estudios Shochiku en Kamata. Allí empezó como ayudante de fotografía, pero tras tres años se hizo ayudante de dirección de Tadamoto Okubo. En 1927 se estrenó como director de un drama de época (el único de su filmografía) Zange no yaiba ("La espada de la penitencia").





Durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo destinado en China. Cuando terminó la contienda se encontraba en Singapur, donde fue hecho prisionero. En 1947 volvió a la actividad con su guionista Kogo Noda; otros colaboradores regulares fueron el cámara Yuharu Atsuta y los actores Chishu Ryu y Setsuko Hara.

Como director era reconcentrado y perfeccionista. Era visto como uno de los directores "más japoneses", y como tal su trabajo era raramente mostrado en el extranjero antes de la década de los sesenta. No empleó el sonido hasta 1935 ("¿para qué buscar el ruido cuando reina el silencio?", decía, recuerda A. Santos.


"Cuentos de Tokio"

El aspecto más distintivo del cine de Ozu es su restricción auto-impuesta. Realiza una serie de elecciones irrazonables como por ejemplo la ubicación de la cámara, usualmente cerca del piso. En realidad su ubicación es proporcional: su altura puede cambiar siempre y cuando esté más baja que el objeto que se está filmando. También desarrollo una curiosa forma de transición entre escenas, utilizando escenas de los alrededores cuidadosamente encuadradas. Su alejamiento más radical del estilo clásico es su uso del espacio de 360 grados, contrariando la regla de Hollywood de un espacio de 180 grados, para dar una dirección apropiada de la pantalla y un sentido de homogeneidad del espacio. La cámara de Ozu orbita alrededor de los personajes, lo que produce una serie de efectos inusuales. Uno de ellos es que actores enfrentados parecen mirar en la misma dirección. Cualquier efecto que interfiere con la composición es eliminado, así nunca utiliza el zoom, ni paneos que perturben el encuadre. Sus películas son extremadamente complejas. Todas sus características estilísticas son sistemáticamente coreografiadas. Las permutaciones de formas y variaciones son tan mínimas que se requiere una profunda observación y repetidas vistas para notarlas. Por muchos años sus películas no fueron exportadas por considerarlo muy japonés, ningún otro realizador a adoptado su estilo, dejando a sus 53 películas como obras únicas en la historia del cine.





En “Comienzo del verano” (1951) asistimos a los preparativos de la boda de una mujer cuyo compromiso ha sido arreglado. Todo hace pensar en una situación forzada, que cambiará irremisiblemente el entorno familiar de la protagonista. Sin embargo, los hechos se desarrollan con naturalidad, aunque también con melancolía. El enlace matrimonial, en esta y otras ocasiones, significa la soledad de los mayores. “La vida de los jóvenes”, en su devenir, desplaza a los ancianos. Es lo que sucede en la magistral “Cuentos de Tokio” (1953), donde la pareja protagonista siente que toda su autoridad sobre los descendientes ha quedado sustituida por la distancia e incluso el fastidio. Otra dramática barrera generacional aparece en “Hierbas acuáticas” (1959), aunque quizá sea “El gusto del sake” (1962) -su testamento cinematográfico- la película que mejor detalla ese tipo de contenidos.





El desarraigo, la soledad y la frustración en la familia pueden trasladarse a la sociedad, de modo que es perceptible advertir en las películas de Ozu la contraposición que se da entre el ambiente urbano, muchas veces febril de actividad, y el mundo interior hogareño, escenario de sus pequeños y grandes dramas. La manera en que Ozu refleja la ciudad subraya determinados detalles estéticos que fijan el interés y, por su fuerza simbólica, representan la naturaleza industrial y cambiante de Tokio, escenario habitual de sus rodajes.

Los últimos años de la vida del cineasta están dedicados a la elaboración de nuevas versiones de sus obras. Su maestría es reconocida dentro de Japón, donde es apreciado dentro y fuera del mundo profesional. Frente a la occidentalización de Kurosawa, los críticos nipones encuentran en Ozu las esencias de un cine genuinamente japonés, exento de toda la parafernalia histórica que tanta aceptación tiene en Occidente. El realizador, no obstante, se concentra exclusivamente en su tarea profesional. Enfermo de cáncer, dejó inconcluso su último proyecto al morir.

El creciente reconocimiento internacional ha calado más en la crítica que en el público. Nunca ha logrado Ozu una acogida mayoritaria, a pesar de la extraordinaria calidad de varias de sus películas. Por otro lado, la distribución internacional de su obra, a diferencia de lo que ocurre con Mizoguchi y Kurosawa, ha sido irregular, basándose la mayor parte de los estudiosos para su análisis en una serie restringida de películas que, eso sí, demuestran un estilo vigoroso y personal que lo sitúa a la altura de los grandes nombres del cine universal.





Ozu recibió una medalla del gobierno japonés en 1958, año en el que también ganó el premio de la Academia de las Artes de Japón. En 1959 se convirtió en el primer representante del mundo del cine en ingresar en dicha academia. En 1961 se celebró una retrospectiva de las películas de Ozu en el Festival de Cine de Berlín, donde el director y su obra recibieron la atención mundial. Donald Richie escribió, en 1974, la primera biografía de Ozu en inglés. Y en 1979 se hizo un amplio ciclo en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que había empezado a conocerse en cine-club y filmoteca.

Rodó un total de 53 películas, 26 de ellas en sus primeros cinco años como director. Y todas menos tres con los estudios Sochiku. Murió de cáncer en su sexagésimo cumpleaños, cuando se encontraba en el punto culminante de su fama. Fue enterrado en el cementerio de Engaku-ji, templo de la comunidad donde pasó sus últimos años, Kita Kamakura.


"El sabor del sake"

Tras su muerte, la fama de Ozu alcanzó cotas aún más altas y su obra sigue influyendo a directores tanto de Japón como de otros países, como Jim Jarmusch, Wim Wenders, Claire Denis Aki Kaurismäki y Hou Hsiao-Hsien.


Filmografía:



Sanma no aji (1962) El sabor del sake





Kohayagawa-ke no aki (1961) El último verano





Akibiyori (1960) El último otoño






Ohayo (1959) Buenos días






Ukigusa (1959) La hierba errante






Higanbana (1958) Flores de equinoccio






Tokyo boshoku (1957) Crepúsculo en Tokio







Soshun (1956) Primavera precoz






Tokyo monogatari (1953) Cuentos de Tokio







Ochazuke no aji (1952) El sabor del té verde con arroz







Bakushu (1951) Principios del verano

Munekata kyodai (1950) Las hermanas Manekata




Banshun (1949) Primavera tardía

Kaze no naka no mendori (1948) Una gallina al viento

Nagaya shinshiroku (1947) Historia de un vecindario

Chichi ariki (1942) Había un padre




Todake no Kyodai (1941) Los hermanos Toda

'Shukujo wa nani o wasuretaka (1937) ¿Qué ha olvidado la señora?

Daigaku Yoitoko (1936) La Universidad es un sitio agradable

Hitori musuko (1936) El hijo único




Hakoiri musume (1935) La muchacha inocente

Tokyo no yado (1935) Un albergue en Tokio

Kikugoro no kamijishi (1935) La danza del león

Haha o kowazuya (1934) Amad a la madre




Ukigusa monogatari (1934) Historia de hierbas errantes

Dekigokoro (1933) Corazón vagabundo

Hijosen no onna (1933) La mujer proscrita

Tokyo no onna (1933) Una mujer de Tokio





Haru wa gofujin kara (1932) La primavera llega para las señoras

Mata au hi made (1932) Hasta nuestro próximo encuentro

Seishun no yume imaizuko (1932) ¿Dónde están los sueños de juventud?

Umarete wa mita keredo (1932) He nacido, pero…





Tokyo no gassho (1931) El coro de Tokio

Bijin Aishu (1931) La melancolía de una mujer hermosa

Shukujo to hije (1931) La bella y la barba

Hogoraka ni ayume (1930) Caminad con optimismo

Kekkongaku nyumon (1930) Introducción al matrimonio

Rakudai wa shita keredo (1930) Suspendí, pero…





Sono yo no tsuma (1930) La esposa de noche

Ojosan (1930) La señorita

Ashi ni sawatta koun (1930) Encuentro con la felicidad

Erogami no onryo (1930) El espíritu vengativo de Eros

Daigaku wa deta keredo (1929) Me gradué, pero…

Kaishain seikatsu (1929) Vida de un oficinista

Takara no yana (1929) La montaña del tesoro







Tokkan kozo (1929) El pilluelo

Wakaki hi (1929) Días de juventud

Wasei kenka tomodachi (1929) Unidos en la pelea

Hikkoshi fufu (1928) Los esposos de la mudanza






Kabocha (1928) Calabaza

Nikutaibi (1928) La belleza del cuerpo

Nyobo funshitsu (1928) La esposa perdida

Wakodo no yume (1928) Sueños de juventud





Zange no yaiba (1927) La espada de la penitencia


4 comentarios:

  1. MARAVILLOSO DIRECTOR QUE NOS HA REGALADO INOLVIDABLES Y PROFUNDOS LARGOMETRAJES

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    1. Sin lugar a dudas, uno de los grandes directores de la historia del cine, un saludo.

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