martes, 16 de diciembre de 2014

Clash by Night (Encuentro en la noche) - (1952) - (Director: Fritz Lang)



Encuentro en la noche

Título original: Clash by Night

Año: 1952

Duración: 105 min.

País: Estados Unidos.

Director: Fritz Lang.

Guión: Alfred Hayes (Obra: Clifford Odet)

Música: Roy Webb.

Fotografía: Nicholas Musuraca.

Reparto:

Barbara Stanwyck, Paul Douglas, Robert Ryan, Marilyn Monroe, Keith Andes, J. Carrol Naish

Género: Cine negro. Drama.


Sinopsis:

Mae Doyle (Barbara Stanwyck) vuelve a su pueblo natal, una pequeña población pesquera de Monterrey (California). Allí se hace amiga de una joven (Marilyn Monroe) que trabaja en la fábrica de conservas. También conoce a un amable pescador (Paul Douglas) con el que se casa, aunque poco a poco se sentirá atraída por otro hombre del pueblo (Robert Ryan).





COMENTARIOS:

El maestro Fritz Lang dirige este interesante drama, con aires de film noir, basado en el libreto teatral de Clifford Odets. La trama se centra en el regreso de Mae Doyle a su pueblo natal, procedente de la ciudad. Mae, mujer de mundo, espabilada y poco hogareña, escapó antaño con un hombre, y ahora no es bien recibida por su hermano Joe. Quienes sí la acogen con cariño y admiración son Peggy, la pizpireta novia de Joe, y un antiguo amigo de la familia, el pescador grandote y bonachón Jerry. Poco a poco la vida de Mae se apacigua y comienza a salir para divertirse, acompañado de Jerry y de su amigo Earl, un tipo algo descarado y arrogante, que despierta en Mae sentimientos contrapuestos, al mismo tiempo, atrayentes y repelentes.



Con este material, el germánico Lang hace alarde de talento narrativo y de eficacia a la hora de envolver de intensidad algunas escenas. La historia ofrece reflexiones acerca de la naturaleza del verdadero amor, alejado del capricho y asentado en el compromiso, aunque quizá el resultado final sea algo simplista y forzado. Robert Ryan compone un Earl algo envarado y en verdad despreciable, contrapunto perfecto del Jerry de Paul Douglas. Y el personaje de Mae -motor del film- está perfectamente retratado por la gran Barbara Stanwyck, una actriz de una fuerza descomunal para transmitir independencia femenina. La película supuso la única colaboración entre Lang y la irresistible Marilyn Monroe, aquí en un papel menor pero muy jugoso, que ella borda con su habitual aire de chica sencilla y un poco tarambana, de gran corazón.

Las primeras imágenes de 'Encuentro en la noche' (1951), de Fritz Lang, nos muestra la agitación del oleaje en una playa, y a continuación la calma de las aguas en el puerto, como la de las focas y aves, hasta que la agitación las domina porque llegan los barcos pesqueros al puerto. También vuelve a su pueblo natal, tras diez años, Mae (la extraordinaria Barbara Stanwick), Asume su derrota, cuando su hermano le pregunta por qué ha vuelto, contestando 'Grandes ideas, pequeños resultados'. Su hambre de vida, de algo diferente, en vez de acabar como tantos otros en una vida en conserva (en una fábrica de conservas trabaja el personaje de Marilyn Monroe, la joven, novia de su hermano, que tiene las mismas aspiraciones que tuvo ella, y que tampoco quiere convertirse en la extensión en forma de lata de un hombre). Mae buscaba un hombre que le diera confianza, que sintiera su permanente apoyo ante la ventiscas e inundaciones de la vida, pero murió, y sólo ha encontrado hombres que o son pajarillos nerviosos u osos enfermos de control. Como las imágenes iniciales, es difícil encontrar ese equilibrio, en una relación, entre la serenidad de intimidades conciliadas y la agitación de la pasión exuberante.



En Jerry (Paul Douglas) y Earl (Robert Ryan) encuentra la encarnación de ambas. Uno es pescador, hombre tranquilo que tiene la rara cualidad de no tener pensamientos mezquinos, un hombre de plácidas costumbres que ofrece el lugar donde descansar. Earl es un proyeccionista de cine, la encarnación de las insatisfechas ilusiones, de la avidez de querer más, de romper con la inercia cotidiana que es dieta de emociones. Un debate interior en Mae en el que es difícil encontrar el equilibrio. Y esta es la grandeza de la modernidad de esta obra no sólo adelantada a su tiempo, por lo que quizá haya permanecido invisible frente a otras obras suyas que han tenido más reconocimiento, sino que además en su hiriente desnudez refleja nuestros constantes debates interiores para sentir que habitamos la vida, y cuál es nuestro lugar, y qué difícil es realizar las elecciones que apuesten por la emoción verdadera, sobre todo cuando eres un espíritu que aspira a algo más que a la plácida inercia de una vida en conserva donde todo parece en su sitio.



En un obra pródiga en grandes obras (pocas filmografías mantienen un nivel tan elevado), 'Encuentro en la noche' (Clash by night, 1951) me parece una de las películas más admirables de Fritz Lang, y una de las menos reconocidas, quizá por no estar inscrita en un género preciso como sus grandes obras del cine negro, o no disponer visualmente de esas señas expresionistas de otras de sus mejores obras (pero el trabajo con los grises del gran Nicholas Musuraca es formidable; hace palpable esa cotidianeidad y a la vez sus sombras retenidas que parece que están a punto de rebosar de insatisfacción). Es un viciado aire documental, como sus primeras imágenes, o los diversos planos de la naturaleza, de nubes u oleajes o movimientos de animales, aves y focas, que puntúan las transiciones de secuencias. Contiene además algunos de los más lúcidos y afilados diálogos de la historia del cine, cortesía de la obra teatral de Clifford Odets que adapta el excelente guionista Alfred Hayes, adaptación que se desmarca en bastantes aspectos de la obra de base (Mae en la obra teatral ya está casada al comienzo, o no se da la relevancia que tiene en el film a la figura de la sala de proyección, donde tiene lugar ese enfrentamiento violento entre Earl y Jerry). A diferencia de una adaptación del mismo año, más afamada también, 'Un tranvia llamado deseo', de Elia Kazan, Lang elude las afectaciones y artificiosidades, para crear una obra de realismo emponzoñado. Una visión de la condición humana, o de su naturaleza, de una agudeza descarnada que duele.




Todo el reparto raya a gran nivel, incluida la infravalorada Marilyn, pero por encima de todos emerge la figura de una imperial Barbara Stanwyck, una de las actrices más sobresalientes de la historia del cine.

No es de las más recordadas obras de Lang, pero se trata de otra gran película, de una obra maestra más de un cineasta prácticamente infalible.

Trailer:





Calificación: 5 de 6.

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