miércoles, 31 de diciembre de 2014

They Shoot Horses, Don't They? (Danzad, danzad, malditos) - (1969) - (Director: Sydney Pollack)



Danzad, danzad, malditos

Título original: They Shoot Horses, Don't They?

Año: 1969

Duración: 121 min.

País: Estados Unidos.

Director: Sydney Pollack.

Guión: James Poe y Robert E. Thompson (Novela: Horace McCoy)

Música: Johnny Green.

Fotografía: Philip H. Lathrop.

Reparto:

Jane Fonda, Michael Sarrazin, Susannah York, Red Buttons, Gig Young, Michael Conrad, Bonnie Bedelia, Bruce Dern.

Género: Drama.

Sinopsis:

Estados Unidos, en plena época de la Gran Depresión. En medio de un ambiente de terrible miseria, gentes desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a una maratón de baile con la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares de plata y encontrar, al menos, un sitio donde dormir y comer. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su sufrimiento durante días.

Premios:

1969: Oscar: Mejor actor de reparto (Gig Young). 9 nominaciones.

1969: Globos de Oro: Mejor actor de reparto (Gig Young). 6 nominaciones.

1969: NBR - National Board of Review: Mejor película.

1969: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actriz (Fonda).





COMENTARIOS:

Durante la Gran Depresión de los años treinta se celebra un torneo de baile dónde los participantes, por parejas, no pueden cesar de bailar. El objetivo del concurso es que la única pareja que queda ganadora se lleva unos cuantos centenares de dólares más la satisfacción de un público absorto por entretenerse en tiempos difíciles. Entre ellos están participantes están Robert (Michel Sarrazin), Gloria (Jane Fonda), Alice (Susannah York), un veterano de la marina (Red Buttons), Ruby, una chica embarazada (Bonnie Bedelia) y su marido James (Bruce Dern). Rocky (Gig Young), el maestro de ceremonias y promotor del interminable baile les anima a perder una esperanza que tal vez no exista ni dentro de las paredes del salón donde organizan la maratón.

Se trata de una contundente adaptación de la novela "¿Acaso no matan a los caballos?", del escritor del género negro Horace McCoy.



“Danzad, Danzad Malditos” fue la primera película aclamada de Sidney Pollack y la quinta que añadía en su carrera de director cinematográfico. Un escenario sórdido disfrazado de curtida fiesta en donde las alegrías aparentan falsedad frente a una realidad cruel conforma el marco de este magnífico drama de personajes que luchan desesperadamente para sobrevivir y hasta cuanto puede llegar el límite de su resistencia para conseguir su propósito. Cada uno de ellos tiene sus miserias, su modo optimista o no, de ver la vida con un futuro no muy esclarecedor debido a las consecuencias de un “crack” económico.

En mi opinión es un error el de calificar a esta película de anticuada, condescendientemente moralizadora o espesa. Vivimos en una época en la que el cine ha decrecido significativamente en fuerza a la hora de contar historias melodramáticas. Esto dado también a una justificada despersonalización de estilos visuales que empujen esa misma fuerza del argumento. La palabra clave es compromiso. Es por ello que la adaptación al cine de 1969 de la novela de Horace McCoy bien podría venir a ser la antítesis de todo esto.



Insistente en todo momento, esta parábola o alegoría existencialista de la vida es un sórdido espectáculo sobre los tiempos duros. Mientras la cámara permanece sentenciada, dentro del salón de baile, escogiendo los detalles de la creciente desesperación de los bailarines, la película se convierte en una epopeya sobre el agotamiento y la futilidad.

El look que Pollack le da a la película es contextualmente oportuno, personificando bien esa sensación de desesperanza y de sudor, alcohol y tabaco. Sobre todo en el personaje de Rocky, magníficamente interpretado por Gig Young. Y es que viniendo de un realizador reconocido por su destreza en la dirección de actores, Pollack nos ofrece más que notables interpretaciones de Sarrazin, York y el resto del reparto. Punto y aparte Jane Fonda que consigue brillar en una dramática y medida composición que viene a ser lo que da al film su apasionante poder, y sí, anclaje emocional.



La película está lejos de ser perfecta, pero es tan perturbadora en tantos sentidos importantes que la hace difícil de olvidar, que es más de lo que se puede decir de mejores y más consistentes películas. También es sobradamente lo mejor que Pollack ha dirigido, sobre todo como muestra ejemplar en la planificación de la dirección (sabemos que él mismo operaba la cámara en la frenética secuencia del derby con unos patinetes). Además resulta enormemente representativa en cuanto al paso estilístico del cine de los 60 al de los 70. Esto se hace notar sobre todo gracias a un efectista y efectivo montaje, y a su puesta en escena, lo que la convierte probablemente en la película que mejor ha sabido envejecer en comparación con cualquiera de sus contemporáneas.



Hábilmente el director, a través de la persistencia de sus tesis, consigue evocar una zarrapastrosa atmósfera donde las explosivas emociones llegan a hervir logrando una adecuadamente apesadumbrada y catártica experiencia cinematográfica.

Una película que se merece una revisión.


Trailer:






Calificación: 3 de 6.

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