martes, 18 de agosto de 2015

Night and the City (Noche en la ciudad) - (1950) - (Director: Jules Dassin)



Noche en la ciudad

Título original: Night and the City

Año: 1950

Duración: 101 min.

País: Reino Unido.

Director: Jules Dassin.

Guión:  Jo Eisinger (Novela: Gerald Kersh).

Música: Benjamin Frankel.

Fotografía: Max Greene .

Reparto:

Richard Widmark, Gene Tierney, Googie Withers, Hugh Marlowe, Francis L. Sullivan, Herbert Lom, Stanislaus Zbyszko, Mike Mazurki, Charles Farrell, Ada Reeve, Ken Richmond.

Género: Cine negro.


Sinopsis:

Londres, años 30. Harry Fabian trabaja de mala manera consiguiendo clientes para un club nocturno llamado The Silver Fox. De todas maneras él planea mil y un tipo de negocios para convertirse en empresario. Su novia le quiere, pero está harta de prestarle dinero. Y es que Harry es un perdedor nato, un idealista iluso, y nada le sale bien. Surgirá una nueva oportunidad cuando consiga representar a un púgil prometedor de lucha grecorromana. Ignora que su presunto socio piensa dejarle colgado cuando tenga todo preparado para el combate del siglo.






COMENTARIOS:

Resulta difícil pensar en un film noir más febril, tortuoso y desabrido, de tumescente nocturnidad, que la prodigiosa 'Noche en la ciudad' (1950), de Jules Dassin. La urgencia, como llameante desesperación, palpita, sin resquicio de respiro, desde su formidable introducción, la persecución en la noche que sufre el protagonista, Harry Fabian (Richard Widmark, en una de sus más excelsas interpretaciones. Ni Samuel Fuller, tendente ya a sacudir al espectador desde la primera secuencia, logró tan intensa introducción. La crispación de los encuadres, el desasosiego que transpiran unas edificaciones y calles, en las que no se advierte presencia humana, que parecen cernirse y ahogar al personaje en su huida, como si estuviera atrapado en un laberinto del que no fuera posible encontrar la salida, porque realmente está solo. Quizá estas sensaciones, de indefensión, no se hubieran logrado plasmar si Dassin no acabara de sufrir la persecución del comité de actividades norteamericanas que determinó su exilio (aunque esta obra rodada en Londres sea producción norteamericana, de la Fox). Claro que quizás el mismo Fabian se ha abocado a esa situación.





En la siguiente secuencia, la casa en la que se refugia, se nos revela la posibilidad de otra elección que quizá esté desperdiciando por su obcecado empecinamiento en ser algo más en la vida, ser 'alguien', algo más que un mero delincuente de poca monta que busca clientes para un garito nocturno. Mary (Gene Tierney), su novia, una vez más, tiene que prestarle dinero para que pueda salir del paso. La fotografía en la que se les ve a ambos en Venecia es la imagen de esa realidad que pudieran materializar si Fabian no ambicionara ser alguien importante en un universo regido por la codicia y la traición. El vecino de Mary, un constructor de juguetes, Adam (Hugh Marlowe) le define como un 'artista sin arte', lo que le aboca a ese extravío, como quien no sabe a donde encauzar sus inquietudes. El espejismo surge cuando cree que puede controlar el negocio de la lucha libre, aprovechándose de la integridad de un afamado viejo luchador, Gregorius, que desprecia las malas artes de los que rigen ese negocio y de los que luchan.





Malas artes, integridad, la cuerda en la que oscila el combate interno que bulle en las entrañas de esta hermosa obra. La cuerda que ahogará a Fabian, porque intenta competir con los que dominan la noche de la ciudad, en los que la integridad es algo ajeno, empezando por el hijo de Gregorius, Kristo (Herbert Lom) quien domina ese negocio, pasando por Nosseros, el dueño del garito nocturno en el que trabaja, y su esposa Helen, que aspira a montar su propio negocio, una relación sostenida por el desprecio callado (de ella) y la traición, y terminando por todos los pequeños delincuentes a los que pide que le presten dinero para poder realizar la inversión, y que no tendrán reparos en traicionarle, por su propia conveniencia, cuando Fabian sea un 'estigmatizado'. Fabian, en su afán desesperado por crear su propio espacio que le lleva a cualquier estratagema o mala arte para conseguirlo (incluso, terrible y descarnada secuencia, robar el dinero de su novia pesa a la desolación de ésta) comete el error de meterse en otros cuadrilateros, el de Nosseros y su esposa, el de Kristo y su padre, de los cuales sólo puede salir escaldado.





Todas las secuencias finales, las de la persecución y acoso por las calles, espacios abandonados y muelles a las que se ve sometido, como una rata en un turbio laberinto, son un auténtico portento. Su gesto final de vana redención, su última carrera en un amanecer de desacogedora luz, no logra contrarrestar uno de los finales más desoladores y descarnados que ha dado el cine, pero, por otro lado, bellísimo.





Memorable obra, 'Noche en la ciudad' (Night and the city,1950), quizás la obra maestra de Jules Dassin junto a 'Rififi' (1955). Una de las obras mayores que ha dado el film noir, de una intensidad tan subyugante como opresiva. Un estupendo guión de Joe Eisinger que adapta la novela de Gerald Kersch, y un excepcional trabajo de iluminación, de sombras que parecen supurar, de Mutz Greenbaum. A su lado hasta la turbiedad de otras obras insignes del film noir como 'Sed de mal' (1958), de Orson Welles, parece una caricatura.





(Publicado por Alexander Zarate)


Trailer:




Calificación: 6 de 6.

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