jueves, 29 de octubre de 2015

Across the Bridge (Al otro lado del puente) - (1957) - (Director: Ken Annakin)







Al otro lado del puente


Título original: Across the Bridge


Año: 1957


Duración: 103 min.


País: Reino Unido


Director: Ken Annakin.


Guión: Guy Elmes, Denis Freeman (Novela: Graham Greene)


Música: James Bernard.


Fotografía: Reginald H. Wyer.


Reparto:


Rod Steiger, David Knight, Marla Landi, Noel Willman, Bernard Lee, Eric Pohlmann, Alan Gifford, Ingeborg von Kusserow, Bill Nagy, Faith Brook, Marianne Deeming.

Género: Thriller.


Sinopsis:


La historia tiene como personaje principal a Carl Schaffner, un hombre que se dedica al mundo de los negocios y que se encuentra residiendo en Nueva York con motivo del próximo acuerdo que está muy cerca de llevar a cabo. Sin embargo, cuando se da cuenta de que la compañía para la que trabaja ha descubierto que defraudó en su día una gran cantidad de dinero a Hacienda toma la decisión de trasladarse a México. Su objetivo es pasar desapercibido en dicho país y poder disfrutar de una estancia tranquila a la par que satisfactoria.


Además, antes de emprender su nueva aventura se ha hecho pasar por un individuo que perdió la vida en su día, por lo que a través de esta argucia ha sido capaz de entretener y despistar por completo a los servicios de seguridad que están tratando de localizarle para encerrarle en prisión. Sin embargo, el transcurso de los acontecimientos le hará ver que su decisión no ha sido precisamente acertada.





COMENTARIOS:


Ya conocía, antes de iniciar y disfrutar ACROSS THE BRIDGE (Al otro lado del puente, 1957. Ken Annakin), del creciente y merecido prestigio que ha ido adquiriendo en los últimos años, esta adaptación de un relato corto de Graham Greene. Una vez más, gracias a esos anónimos amantes del cine que permiten que los aficionados podamos acceder a títulos durante décadas lejos de la circulación. Ello nos está permitiendo contemplar, en un plan urdido de manera totalmente casual, una fuerte presencia de títulos rodados en un cine británico, ayudando a ratificarnos en las conclusiones que nos merece el corpus de su producción, y situándolo en cabeza del cine europeo de su tiempo, quizá solo compartiendo los honores con la producción paralela –aunque con otras inquietudes- generada en Italia. Las excelencias de ACROSS THE BRIDGE, suponen una demostración más de la febrilidad creativa inherente al cine de las islas en aquella segunda mitad de los cincuenta. Un estado mezcla de profesionalidad e inspiración, que se logró transmitir a conjuntos de técnicos y actores, extendiéndose hasta una pléyades de directores quizá sin una personalidad propia definida, pero en todo momento caracterizados por su probada profesionalidad, y la capacidad para extraer el máximo interés de los proyectos que se les presentaban, muchos de ellos dominados por su complejidad.




Contar con una base dramática de un escritor tan denso, sugerente y al mismo tiempo entrenado en las adaptaciones fílmicas, como es Graham Greene, fue sin duda una base, a la hora de plasmar una angustiosa propuesta que logra transmitir la facilidad con la que el ser humano puede pasar de lo más alto a lo más ignoto, de manera inversa a poseer un alma corrompida e insensible, que de forma inesperada es capaz de sacrificarse por el cariño demostrado a un perro. Será todo ello, lo ejemplificado por Carl Schaffner (una de las mejores composiciones de Rod Steiger), un importante hombre de negocios, soberbio y altanero, al que de forma en apariencia sorprendente se le someterá en Londres a una investigación policial, al detectársele un fraude de tres millones de dólares. ACROSS THE BRIDGE se iniciará, como tantos títulos ingleses de su tiempo, con la cámara situada en un vehículo, describiendo el discurrir de un coche de policia hasta las oficinas londinenses de la firma. Un elemento de intriga inserto en los propios títulos de crédito, que de inmediato nos introducirá en la figura del protagonista, que en esos momentos se encuentra dando una rueda de prensa a periodistas americanos, interrumpiendo la misma cuando recibe la noticia por una llamada. Con sorprendente serenidad –casi como si se hubiera preparado para la contingencia- Schaffner barajará muy pronto viajar en tren hasta Méjico, al objeto de exiliarse allí y elidir la acción de la Justicia, ya que posee un millón de dólares depositados en bancos mejicanos.




Muy pronto se iniciará el desplazamiento físico de este, antes de que las noticias alcancen los titulares de prensa, internándose en un compartimento dentro de un  vagón, hasta que en un momento dado se encuentre con el apacible Paul Scarff (Bill Nagy). Aunque en un primer momento altera el ya inestable estado emocional de Carl, pronto verá la posibilidad de traspasar la frontera, utilizando para ello el pasaporte que este posee. Por eso narcotizará al invitado, camuflando su aspecto exterior, y deshaciéndose de su cuerpo al tirarlo por una ventana del tren. Una vez llegue a su destino, junto a la frontera, el huido se refugiará en un hotel de carretera. Hasta allí llegará de manera inesperada, sin imaginar siquiera que también lo hará Scarff, que ha sido rescatado malherido por el joven Johnny (David Knight), sin saber, como sí ha descubierto este, que se trata de un asesino por motivos políticos. Será también trasladadado al motel, iniciándose con ello un auténtico drama, en el que la presencia de la frontera aparecerá como algo físico, pero también como visible metáfora en torno a seres que pasan de la cumbre del poder a la miseria, de ser considerados asesinos a aparecer como héroes por la población, a jugar con la ambigüedad calculada que le brinda el materialismo, o a la búsqueda de un futuro más o menos prometedor en sus vidas. Todo ello quedará mostrado en esta película densa y atractiva, por momentos incluso hipnótica, en la que una puesta en escena de raíz expresionista, acentúa la fisicidad de un metraje que tiene como marco central la localidad de Catrina. Será el ámbito en el que se reunirán los personajes, erigiéndose como un auténtico microcosmos, y al mismo tiempo brindando esas miradas complementarias en torno a esa parábola moral habitual en la narrativa de Greene, siempre centrada en la búsqueda de una redención.




ACROSS THE BRIDGE destaca por trazar un relato complejo en toda su magnitud, en propiciarlo en una planificación que juega con un uso percutante de la pantalla ancha, utilizando una composición que no obvia el uso de la profundidad de campo, o incluso esos primeros planos casi abrasadores de sus principales personajes. Se le podrá oponer quizá un cierto abuso de una banda sonora por momentos altisonante, pero lo cierto es que nunca abandona la hondura de su propuesta. Es curioso como abundan en el cine norteamericano, títulos caracterizados por una especial inspiración, desarrollados en la frontera mejicana. No es tan habitual que ello suceda en una producción británica. Sin embargo, su resultado no queda ni por asomo por debajo de referentes tan ilustres. Es más, podrá ser casualidad, se aprecia cierta aplicación de una estética wellesiana, en una película que aparece por momentos cercana a ciertos pasajes de la admirable TOUCH OF EVIL (Sed de mal, 1957. Orson Welles) coetánea de la misma. Incluso en algunos instantes, la propia tensión de la presencia policial, o la fuerza de la amenaza de los rostros, parece anticiparnos la inicial huída de Marion (Janet Leigh) en PSYCHO (Psicosis, 1960. Alfred Hitchcock). Sin embargo, el epicentro de esta magnífica producción, se centra en esa población rural mejicana, en la que Schaffner comprobará que su poder e influencia no sirve de nada, recibiendo la hostilidad de sus vecinos al haber contribuido al asesinato por la policía de Scarf, que era considerado un héroe político entre los suyos. Será magnífica, a este respecto, la espléndida secuencia de su sepelio, partiendo de un ataúd solitario con apenas dos mujeres siguiendo, que se irá llenado con el apoyo de unos vecinos que a punto estarán de linchar al defraudador. Sujeto incómodo y sin estabilidad, será acuciado por el comisario de la localidad, quien desplegará toda su ambigüedad a la hora de sacarle parte de sus bienes guardados en bancos. Por su parte, un investigador inglés pretende que este regrese de nuevo a la frontera USA, para poder detenerlo.




Todo se expresa con un constante desasosiego, con una falsa tranquilidad, con un protagonista cada vez más aislado y despojado del más mínimo atisbo de respeto. Justo o no castigo a su pasado, aquel hombre que nunca había demostrado sensibilidad ni amor –ni siquiera a su esposa-, se verá rechazado por todos, y solo encontrará cariño en Dolores, la perra del fallecido Scarf, a quien despreciará inicialmente, pero con la que poco a poco se encariñará, siendo incluso salvado por esta de la picadura de un escorpión, cuando se encontraba durmiendo una siesta en un camino. Drama con aroma a polvo, a sol abrasador, a sensación de redención casi imposible, a castigo colectivo hacia quien no demostró humanidad, ACROSS THE BRIDGE aparece como una muy valiosa adaptación literaria, y un título de urgente reivindicación. Episodios como los desarrollados finalmente en ese puente que simboliza y da presencia física a la frontera de mundos, de éticas, de moralidades y de redenciones, tendrá la conclusión en ese hermoso y suicida gesto final de Schaffner, sacrificándose por el que quizá haya sido el único ser que haya sentido cariño por él. Una justa correspondencia, plasmada en unos encuadres abstractos que destacan la estructura metálica del puente, como si emergiéramos en una especie de pesadilla.




Artesano de limitado fuste, aunque artífice de algunos títulos apreciables, ACROSS THE BRIDGE aparece como uno de tantos exponentes del poderío que mantenía el cine británico en la segunda mitad de la década de los cincuenta. Cierto, fue el periodo en el que emergía el Free Cinema y Hammer Films sentaba sus reales, en una producción copiosa y transgresora en su momento masacrada por la miope crítica de su país. Así lo fueron también con estas magníficas películas, rodadas dentro de los márgenes más o menos comerciales, que en su revisión se erigen como magníficas demostraciones de un cine con inquietudes sociales, de fuerte base dramática, y rodada con inspiración gracias a la presencia de valiosos equipos técnicos y artísticos. (El cine de Solaris)




Una excelente película que merece una revisión.






Calificación: 4 de 6.

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