domingo, 22 de marzo de 2015

El Cine de Aventuras Colonial (The cinema of colonial adventures)





El Cine de Aventuras Colonial

Si Ud. ha leído Historia Universal, comprobará que el término "colonialismo", esa doctrina que propugnaba la conquista y el mantenimiento de colonias en beneficio de la "metrópolis" (que podría ser Madrid, Londres, París, Lisboa, etc.), siempre ha tenido un carácter peyorativo. Es probable que el motivo resida no solo que el colonialismo usualmente se ha llevado a cabo de manera abusiva y expoliadora, sino que ha sido dirigido mayormente sobre territorios del África o del Asia Sudoriental. En América el colonialismo no logró mantenerse en el tiempo. A partir de 1776 las 13 Colonias (Estados Unidos) se quitaron de encima la dominación británica, para comenzar a convertirse en una nueva metrópolis. Y durante el siglo XIX Latinoamérica hizo lo mismo, pero terminando (en el siglo XX) por comprobar como el colonialismo era reemplazado por imperialismo económico.



"Gunga Din"

El cine de aventuras colonial ha mostrado este mosaico geopolítico e ideológico haciendo énfasis, por supuesto, en la aventura pero bajo un férreo marco en los que el racismo y el imperialismo son conceptos indiscutiblemente aceptados (al menos durante la primera mitad del siglo XX que fue cuando se realizaron los filmes "clásicos" del ciclo). No sería difícil trazar un breve croquis para segmentar un poco el terreno y, de paso, sentar algunas divisiones interesantes. Identificar el cine de aventuras que tenga que ver con los conceptos anteriormente mencionados como perteneciente al sub-género "colonial" sería útil para subdividir el cúmulo de películas del tema según el escenario geo-político en el que estén ambientados. De ahí que nuestro tópico de "aventuras en la India colonial" esté al mismo nivel que el "cine de Legión Extranjera" (ambientado en el Sahara), "cine colonial africano" (que muestra luchas entre el ejército de Su Majestad y zulúes o sudaneses en armas), "cine de independencia norteamericana" (las batallas contra los "casacas rojas"), "cine de insurrecciones chinas" (Boxers, incidente del río Yangtzé, etc.).





El descalificar a todo un sub género por mostrarnos siempre la guerra colonialista desde el punto de vista occidental no tiene mucha sustancia cuando se comprende que las películas van dirigidas a un público occidental; un público que acepta que los cipayos prefieran el paternalismo blanco y que no se cuestiona el carácter malicioso de los insurrectos nativos. Si se pretende mayor objetividad política o histórica o más profundidad en el retrato de los nativos, hay una rica veta cinematográfica ocupada por filmes más ambiciosos como GANDHI (Gandhi-1982) de David Attenborough, PASSAGE TO INDIA (Pasaje a la India-1984) de David Lean, y varias de las películas del tándem James Ivory, Ismail Merchant y Ruth Prawer Jhabvala, pero, está claro, escapan al género que abarcamos en este artículo.





Bajo esta óptica se pueden apreciar filmes memorables como LIVES OF A BENGAL LANCERS (Tres Lanceros de Bengala-1935) de Henry Hathaway o THE FOUR FEATHERS (Las Cuatro Plumas-1939) de Zolta Korda. ¿Qué son odas al militarismo? ¿Qué plantean una división racista de buenos y malos? ¿Qué ofrecen un panorama simplificado e irreal del sistema colonialista inglés, detenido en el tiempo en la época de la Reina Victoria (luego Emperatriz), omitiendo las nuevas políticas sobre colonias, los cambios institucionales en la India o la puesta en marcha de la Commonwealth? Durante su época, diversas voces críticas se elevaron para poner un freno sobre el gusto masivo de este tipo de películas:

"Dios nos libre de hacer propaganda del heroísmo, pues es algo terriblemente peligroso y, si nos lo ofrecen, nos lo tragaremos como una bebida fuerte y embriagadora. Los alemanes y los italianos parecen estar bastante borrachos de él..."





Estas palabras, publicadas en la calma previa a la tormenta que significó la II Guerra Mundial, son bastante significantes, pero nada pueden hacer contra, por ejemplo, la espectacular escena del combate final de THE CHARGE OF THE LIGHT BRIGADE (La Carga de la Brigada Ligera-1936) de Michael Curtiz.

Luego de la Guerra y, debido al importante papel de la India como bastión de resistencia contra el Japón y apoyo de Gran Bretaña, se le permitió al país declarar su independencia en 1947. Esto ocurrió, también, gracias a la ingeniosa resistencia pacífica pergreñada por Mahatma Gandhi. Aún así, el cine prefirió seguir exaltando las gestas británicas del siglo XIX, pero dando roles un poco más dignos a los indios. El brío de estas películas de los años '50 ya no era el mismo que las de los '30. Sus escenas de batallas no contenían tantos extras, su espectacularidad era inferior... y bueno, tal vez, como los tiempos y los gustos del público cambian, también ese oficial inglés, apuesto, siempre bien peinado, galante y valeroso, que da todo por la Corona, pasó de moda.




De hecho, la última gran epopeya de aventuras, THE MAN WHO WOULD BE KING (El Hombre que pudo reinar - 1974), es la odisea de dos soldados ingleses que subyugan a las tribus del Kafiristán gracias a la treta de uno de ellos (Sean Connery) de hacerse pasar por un dios. Pero la jugada sale mal y solo sobrevive el otro (Michael Caine), contando su historia a un Rudyard Kipling (Christopher Plummer) que procederá a narrarla al público. Probablemente este sea el ejemplo más acabado de la aventura del colonialismo y también el más profundo, en su significación de la perecedera infalibilidad colonial, de cuántos ha dado el cine.

(Publicado por Gabol en Cine-clásico)

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